#25N: Las brujas del «Tercer Mundo»
- Lizbeth Guerrero
- 15 oct 2023
- 5 Min. de lectura

Este #25deNoviembre, en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, diversas organizaciones feministas salieron a protestar en diferentes ciudades de Honduras para exigir justicia por los femicidios y por todo tipo de violencia física, sexual y simbólica hacia la mujer.
Con escobas, leñas, muñequitas, flores, ofrendas, cadenas, megáfonos y mucha, mucha rabia, un grupo de brujas se autoconvocó en la Iglesia La Guadalupe -ubicada en uno de los barrios más conservadores de Tegucigalpa- para hacer un aquelarre público y quemar en la hoguera todas las maldiciones que asechan a Honduras: la corrupción, la violencia, la pobreza, los femicidios, el extractivismo, el narcotráfico, el fundamentalismo religioso y todo lo que huela a patriarcado rancio.
El pasado 31 de octubre, #DíadeBrujas, las hechiceras, que lograron su cometido de incomodar, atraer y ser escuchadas, realizaron una actividad similar en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Las brujas, para esta ocasión, prendieron también otra hoguera frente al Ministerio Público y realizaron un performance impactante con cadenas y ropa manchada de sangre representando a las mujeres asesinadas, cuyos casos siguen perdidos en la impunidad.
Las brujas se autodenominan «Femiñángaras», un grupo de mujeres jóvenes, luchadoras, diversas, independientes y beligerantes. Feministas y ‘ñángaras’ que luchan contra el orden patriarcal, racista, capitalista y colonial, que tiene sumergidas a América Latina y África en un cementerio de personas, animales, bosques, selvas, mares, ríos y todo lo que sea explotable para satisfacer el paladar del ‘Primer Mundo’.
Si hemos de hacer una radiografía más profunda al movimiento feminista en Honduras, las Femiñángaras serían la esencia de esa frescura y coherencia política que, literalmente, atiza el fuego que hace arder -incomodar- al poder.
Cacería de brujas

Fogata en frente de la Iglesia Guadalupe, Tegucigalpa 25 de noviembre del 2019
Tal como lo ha dicho la antropóloga feminista Rita Segato, el poder hegemónico ahora intenta proyectar la tragedia de Medio Oriente hacia América Latina. Sin embargo, todavía quedan resistencias que día a día se nutren, se transforman y tocan el punto neurálgico de ese poder invisible, como los movimientos y colectivas feministas de las Américas.
Esto ha puesto en alerta a las ratas de alcantarilla, desatando así una nueva casería de brujas, esa, que junto a la esclavitud negra y el genocidio indígena durante y después de la colonia, fue imprescindible para que se instaurara el actual sistema capitalista moderno, como afirma la historiadora italiana Silvia Federici.
El patriarcado le teme a las mujeres organizadas. La élite mundial sabe muy bien que la única manera de sustentar este sistema depredador es por medio de la represión, el encarcelamiento, la tortura y/o el asesinato sistemático de mujeres, jóvenes y niñes.
Los femicidios cumplen a cabalidad ese rol destructor del tejido social. La violencia hacia las mujeres aumenta más en los países donde el neoliberalismo se asienta. Nada mejor que una sociedad destruida moralmente para dominarla al antojo de ese poder depredador. ¿Suena familiar? No existen las casualidades.
La doctrina del shock, la ley del terror, el fascismo y la manipulación mediática avanzan sin mayor problema a escala global. No obstante, las nietas de las brujas no se quedan cómodas en casa. Insisten en seguir gritando, reivindicando el conocimiento ancestral y reafirmando las luchas de generaciones anteriores de brujas feministas, como el legado de las hermanas dominicanas Mirabal en este día.
Son tiempos oscuros, por eso son importantes las fogatas. Este ‘oscurantismo’ propagado por el mandato masculino que a su paso deja muerte, también nos ha «iluminado» el cuarto para ver más verdades y afrontar con claridad esta lucha, que es de todas.

Las Femiñangaras protestan en el Boulevard Morazán en Tegucigalpa en el Marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer.
La “nueva” inquisición
Estamos viviendo el peligroso avance de la remilitarización de la sociedad, el ascenso de las iglesias pentecostales, el dominio del narcotráfico en casi todas las dinámicas sociales y para rematar, una crisis climática sin precedentes. Es la etapa más perversa del neoliberalismo en el país más empobrecido y violentado de la región. Por tanto, es un acto revolucionario y de dignidad salir a protestar. Las brujas en esta parte del globo, las del “Tercer Mundo”, salen de la mismísima tumba a la iglesia a pelear desafiando a las tarántulas, exigiendo que respeten nuestro lugar en la vida.
Una revolución mundial de mujeres
El 2020 dará paso a un ciclo constante de convulsiones sociales en las que, según expertas como Segato y Federici, las mujeres irán asumiendo roles más protagónicos en este proceso histórico. Es un triste tablero de ajedrez donde, por fin, las oprimidas dentro de los oprimidos, han sacado su cabeza de la tierra. Nos ha tocado parirnos y reinvertarnos miles de veces, contrarrestar esta guerra con la única y poderosa fuerza de la verdad.
Ese rol protagónico se ve reflejado en casi todas las resistencias actuales del planeta, especialmente en las organizaciones de indígenas o campesines- y los movimientos estudiantiles, les cuales cada vez están siendo liderados por mujeres bastante jóvenes, como sucedió en Chile, con las estudiantes de secundaria que iniciaron las evasiones masivas en el Metro de Santiago que desató la revuelta popular en todo el país.
La nueva caza de brujas no es ninguna nostalgia del Medievo. La «Santa» Inquisición estuvo siempre a disposición del poder patriarcal (Estado e Iglesia) como arma de genocidio físico y simbólico, especialmente contra nosotras.
Según una investigación del Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Honduras es el segundo país con la tasa más elevada de muertes violentas de mujeres de la región. En 18 años han asesinado unas 6,265 mujeres. Esa es razón suficiente para estar en protesta permanente, de hacer mil hogueras hasta que escuchen y entiendan.
El aumento sistemático de femicidios confirma la tesis de Federici, que exhorta a las nuevas generaciones de mujeres e investigadores a que consideren la importancia de esta nueva cacería de brujas en esta fase fascista y apocalíptica del capitalismo.
Ese fuego revelador de las hogueras arderá por mucho tiempo en los imaginarios sociales de toda una generación. Los reclamos de las mujeres y los conjuros de las brujas jóvenes, viejas, madres, aborteras, lesbianas, valientes, que se atreven a retar la política de terror, son legítimos e inspiradores.
En este camino somos todas diferentes, pero nos une el miedo, la rabia, la indignación y el amor propio. La comunidad tejida por las mujeres es la que resiste de manera efectiva la dominación del sistema a nuestras vidas y cuerpas. Que arda por siempre el patriarcado en todos los rincones, que vivan siempre las brujas, sobre todo las que se atreven a sobrevivir en el tercer y último mundo de esta noche neoliberal.

Comments